Refrán al día

sábado, 29 de mayo de 2010

Leyendas del Valle de Soba VI. Flor del Valle.

Flor del Valle.

Juntaos, gentes, juntaos hacia el llar; pasaremos la estancia invernal recordando consejas antiguas, y no tengáis miedo, que estas cosas sólo suceden en les cuentos... ¿Estáis atentos?

Por la noche va el buen conde

con sus amores soñando,

sin saber cómo ni dónde

la muerte le está esperando ...

Pues, señor, que hace mucho tiempo, vivía en el palacio de la Gándara -que él llamaba su cabaña-, un conde de mucha nobleza y señorío, pero cuyo nombre se ha perdido entre las nieblas del pasado. Por aquel entonces había reñido con él una parienta suya, muy vieja y casi loca, que dio en loor el célebre «Libro de San Cipriano», antaño muy conocido en estos pueblos, y cayó en la manía de las malas artes de hechicería. Su obsesión era la magia de las figuras de cera, con una perversa intención de venganza de sus fantásticos enemigos. Uno de estos era el conde.

Este buen conde del romance casi olvidado, pretendió hacer una obra superior a sus fuerzas, nada menos que desviar el río a poco de nacer, para que cayendo por el cantil del Pico de las Heras, formase una magnifica cascada... ¡No le faltaba gusto artístico por las bellezas de la naturaleza! Pero se frustró la empresa, parte por la tragedia que cayó sobre la familia. Lo que de esta obra queda todavía, se denomina «El Brazo del Conde».

Tenía el conde un hijo único, joven y enamorado. Sus amores apasionados con una bella moza del pueblo de Cañedo, blanca y rubia como un rayo del sol -«Flor del Valle» la decían-, quedan aún flotando en el recuerdo. Por Cañedo, pueblo poético y silencioso, en cada casa un blasón, todavía parecen verse pasar bajo sus robledales fantasmagóricos cortejos de damas y caballeros.

Querían casar al hijo del conde con noble heredera de pueblo cercano, más él cada día estaba más enamorado de la hermosa "Flor del Valle». Para no ser oído por sus padres al salir y al entrar de noche en el palacio, dice la tradición que la servidumbre alfombraba el patio de armas, que aun perdura.

Era el buen conde aficionado a las abejas y tenía unos colmenares maravillosos, rodeados de cerezos que es fama que eran los mejores del contorno. Sus frutos parecían rubíes refulgentes en fondo de esmeraldas. Cuando salía del cepo algún enjambre se cantaban a modo de oración las siguientes coplas, casi musitadas pues solo debían oírlas las abejas, al mismo tiempo que hacían sonar un campano ahumándolas con caroyos o corozos ardiendo para que entrasen en el nuevo hogar.

Posa, posa, virgen real,

que te doy un buen nial,

que si no te posarás,

hasta el cielo subirás.

Posa, posa, virgen loca,

que en el «cepo» tiés borona,

que si no te posarás,

al infierno bajarás.

Posa, posa, que este humar,

mi cantar y mi tan-tan,

han de hacerte con tu enjambre

posar. ¡Pronto posarás!...

¡Qué célebres eran antaño la feria y romería del Pilar, cabe el viejo palacio y bajo las frondas centenarias de los bosques de San Pedro y Lavín!

Como todos los años, no faltó aquél una tribu de gitanos, luciendo su colorido oriental entre los neblinosos montes norteños. Una gitanilla hermosísima, joven de ojos profundos de misterios y arcanos, y de andar ondulante, se acercó lentamente al hijo del conde, que en aquel instante, finado el son de la chirimía, se lanzaba a bailar con su amor, ante la invitación de la pandereta:

Salir, mozas, a bailar,

que los mozos vos esperan;

ya han comido y han bebido

y vienen de la bolera ...

Y así dijo la gitana, con voz suave y acariciadora música andaluza:

-Vamos a ver, buen mozo, que yo sé que en la mano tienes oculto tu destino. El ángel que te quiere, va a ser causa inocente de tu mal...

-A ver, a ver- suplicó el joven, entre crédulo y escéptico.

Al mirar su mano, palideció la gitana y quiso negarse a continuar. Mas él insistió, ya intrigado, al mismo tiempo que la entregaba una onza que brilló como una estrella. La gitana, con gesto de sacerdotisa de un culto arcaico, exclamó:

¡Por Adonai y por el arcano

del Tetragramatón

que oculta los misterios

del abracadabra!

Huye del día impar,

de noche junto a un arroyo,

pues alguien te quiere mal,

y puédete costar el amor ...

. . . Y la vida, murmuró: «¡Que Dios lleve tu nave hacia buen puerto!» Y se fue con una leve sonrisa en la boca y una nota de tristeza en sus ojos de abismo.

Pasó el tiempo. Todas las noches iba el enamorado mozo, en su magnífico caballo, a su ronda de amor, aunque ella insistía, desde la predicción de la gitana, que sólo fuese los días pares.

Una noche oscura y silenciosa, regresaba el joven enamorado de su cortejo. El cárabo daba su nota tétrica y el lucero hacía señas misteriosas que nadie entendía. Al llegar al regato y pasar el puente de las Ánimas, llamado así por estar cercano al cementerio, pero que desde entonces se llamó del Diablo; lugar el más tenebroso del camino que aún hoy da terror a las gentes, iba el mozo enamorado soñando baladas de amor:

Dulce rosa florecida

en mi alma enamorada,

de placer estremecida

y de amor atormentada ...

De pronto un ventolín suave y engañador de flecha que vuela, seguido de un ¡ay! largo, angustioso y escalofriante, solo oído por Dios, rodó por el inmenso silencio, perdiéndose en los bosques y las cumbres. Un golpe de algo que cae, y un relincho de caballo enloquecido que huye en la oscuridad… A lo lejos, sonaba el bígaro del pastor…

Al unísono -noche de un día impar-, en su cabaña solitaria, la bruja atravesaba con candente estilete una figurilla de cera (luego de mágico ritual), tosca imagen del hijo del conde, y su risa satánica se sumió en los nigérrimos senos del dormido paisaje...

El conde abandonó para siempre el palacio. Y desaparecieron can los años cerezos y colmenares. El palacio se incendió, y fue mal restaurado años después, tal como hoy se encuentra, aunque conserva, por su romántica situación, la noble belleza de estampa antigua.

Poco tiempo después de la muerte del hijo del conde, el hijo de la bruja del pueblo, a quien se tenía por autor de aquella muerte, apareció con la cabeza seccionada por una hoz. Nada se aclaró sobre este hecho, solamente se supo que el muerto había sido uno de los pretendientes de la bella de Cañedo, que siguió viviendo blanca y rubia como un rayo de sol, siempre hermosa y siempre triste, conservando en su alma, como en joyero maravilloso, la flor sangrienta del recuerdo de su único y trágico amor. Por eso ha quedado en la tradición oral del pueblo, junto a los ecos de la leyenda, la copla que dice:

Flor del valle, rosa blanca,

La más bella del lugar;

era alegre como el día,

triste la puso el amar.

Miguel Ángel Sáiz Antomil publica en 1951 una recopilación de leyendas "recogidas de la tradición oral" y previamente publicadas en Alerta y El Diario Montañés, bajo el titulo genérico de Leyendas del Valle de Soba. Sáiz Antomil era miembro del Centro de Estudios Montañeses y de la Academia General de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba.

domingo, 23 de mayo de 2010

Las Ordenanzas Muncipales de 1890. XII

TITULO 2º

COMESTIBLES EN GENERAL.

Art. 129.- Se prohíbe terminantemente, poner á la venta en mercados, plazas, etc., ninguna clase de frutas y legumbres, que no se hallen sanas y en perfecto estado de madurez.

Las frutas verdes y las pasadas o alteradas serán decomisadas y arrojadas al río.

Art. 130.- Todo pescado ó marisco puesto á la venta, que se hallare en mal estado de conservación, será decomisado inmediatamente por los delegados de la Autoridad municipal, y arrojado á un punto donde nadie pueda hacer uso de él para el consumo.

Art. 131.- No se permitirá vender setas, que no hubieren sido previamente reconocidas, y las que se encontraren en mal estado, serán decomisadas sin excusa.

Art. 132.- Queda prohibido en absoluto, la venta de toda clase de hongos.

Art. 133.- Se prohíbe terminantemente, expender, ninguna clase de vinos y licores, con los que para darles fuerza o color ó aumentar la cantidad, se hubiere mezclado agua ú otros líquidos o sustancias que puedan ser nocivas á la salud de los consumidores, y se perseguirá severamente a los que de esta forma defrauden al público.

Art. 134.- Las vasijas que contengan vinos o licores de diferentes clases, estarán rotulados, marcando la respectiva procedencia y precio de cada especie.

Art. 135.- Para medir los caldos, no se usarán vasijas de cobre que no estuvieren perfectamente estañadas, y aun en ese caso, se tendrán siempre con la mayor limpieza.

Art. 136.- Todos los embudos tendrán un colador, para detener cualquier cuerpo extraño que hubiere en los caldos.

TITULO 3:

PANADERÍAS.

Art. 137.- Para establecer en esta población con el oficio de panadero, se obtendrá licencia de la Alcaldía, matriculándose además en el subsidio industrial, para obtener la patente indispensable.

TITULO 4º

CARNICERÍAS.

Art. 138.- Se prohíbe terminantemente poner á la venta carnes, caza y volatería que no se halle en perfecto estado de conservación, so pena de ser decomisados estos artículos, sin perjuicio de las multas y demás penas que procedieren.

Art. 139.- Las reses que se destinaren á la matanza y consumo del público, no han de padecer enfermedad alguna, y tener por lo menos las condiciones necesarias para la admisión, y en caso contrario se rehusarán en el matadero, ó se mandara retirarlas por el inspector encargado, siendo obligación del matador enterrar los despojos.

Art. 140.- Los establecimientos y casas donde se vendieren viandas de cualquier clase, ya preparadas y cocidas, que no estando en buen estado o no siendo de buena calidad, se pusieran al despacho, serán decomisadas y castigados sus dueños, con la multa correspondiente.

viernes, 21 de mayo de 2010

Una de paisaje...

Siempre hay rincones por explorar, también Soba los tiene, pero hay que buscarlos.
Un intrépido caminante nos brinda hoy unas fotos de algún paisaje inexplorado de este Valle.
¿Que opinas?









sábado, 15 de mayo de 2010

Leyendas del Valle de Soba. V El Molino del misterio.

EL MOLINO DEL MISTERIO

¡Rum! ¡Rum! ¡Rum!

Esta es la lenta y monótona canción de la vieja piedra del molino, canción de igual ritmo hoy que ayer y mañana; para ella, todo es uno y lo mismo; en un presente inmóvil, rueda que rueda, sin cambiar de lugar. Hace ya muchos años de esto que voy a contar, y ya entonces el molino era muy viejo; paredes curvas y agrietadas, pisos carcomidos y el tejado con irregularidades alarmantes, mal disimuladas por toda suerte de musgos y hierbas primaverales, que semejan un rústico jardín. Repta la yedra por las paredes con su verde de tonos oscuros, como con un anhelo de ascender hacia el verde claro del tejado. Trepida el ya poco estable edificio al esfuerzo rotativo de la piedra moledora, uniendo su canción secular a la del agua cristalina que, plácida en el «camarao», se precipita, potente, hacia las aspas, convertida en una catarata de loca espuma. Por las pequeñas ventanas surge perennemente una tenue nieve de polvo, que reviste de falsa albura todo el interior… Un nogal centenario nacido en el huerto cubre amorosamente con sus ramas la humilde vetustez. En el balcón canta un jilguero, no sin que sus melodías sean atenuadas por el concierto de los múltiples sonidos que le rodean. Unos claveles resaltan en aguda nota su rojo sensual como boca encendida de mujer enamorada.

Este apartado rincón apacible, donde apenas llegaban atenuados los aires tempestuosos del mundo, era, sin embargo, por aquel entonces, algo más que lo que a primera vista parecía; como esos arcones casi deshechos por el tiempo que guardan en su seno artísticas joyas y delicados tejidos de esmerada labor. Y es que el viejo molino del Crucero, que es como un nido de poesía, entre los pueblos de Valcaba y Cañedo, guardaba un tesoro y un misterio.

El tesoro era la hija del molinero... ¡Qué portentosa creación de la Naturaleza! Todas las bellezas que la magia del amor más exaltado puede soñar, estaban reunidas, y aun superadas, en tan irreal mujer... Inútil intentar describir tal maravilla; que cada cual construya su imagen con los más puros ideales de su alma.

Tan valiosa joya despertó entre los «mozos» de los pueblos vecinos la apetencia y el deseo, dando origen a rondas y cantares y aun riñas y discusiones. Todos se esforzaban por despertar su cariño, llegando en su pasión a las bárbaras paganías de antaño.

Pero ella era inmune a las flechas del niño divino, y siempre estaba ausente de cuanto la rodeaba, como defendida con mística muralla.

¿Qué misterio ocultaba su espíritu hermético e inaccesible? Si era víctima de sus sueños, era una víctima feliz. Las voces de los consejos y cuentos de miedo, de generaciones de sobanos que habían asistido con su zurrón a las veladas y faenas molineras, gravitaban sobre los muros y parecían flotar por los temerosos rincones fantasmas y brujas... Este ambiente chocaba con la canción del río y del molino, la melodía del mirlo en el nogal o del viento en el bosque umbrío, la visión fugaz de les peces de oro en la presa, de agua de cristal; la nube fugitiva que oculta su arcano y el aroma evocador de las rosas del jardín. Pero la mantenían como encantada en un mundo mágico, en que creando palacios y países milenarios, imaginaba la novela de su verdadera vida.

Elevada sobre el plano circundante, por la esmerada educación debida a la atención del tío «indiano», inquietaba a sus padres, que enraizados en su estático primitivismo, no eran capaces de comprender las exquisiteces de un romanticismo exaltado. Lectora apasionada y selecta, y captadora intuitiva de la poesía de la naturaleza, vivía la vida ficticia de los cuentos de hadas.

Por este motivo, la adoración ardiente primitiva fue trocándose con el tiempo en indiferencia de hielo y aún en cierto miedo, pues en sus ojos creían adivinar un éxtasis angelical, en que, en fugaces ocasiones, brillaba el inquietante misterio de extraño maleficio... Así, la antigua romería luminosa y jovial, se convirtió en soledad neblinosa y ascética. Mas, a este externo reposo, correspondió un acrecentamiento del mundo de sus sueños locos.

Pero quedó un amador fiel y obstinado como las fuertes raíces de los robles, como la dura caliza de los altos montes, como el alma férrea de los cántabros que fueron. Era un adorar que por dentro parecía volcán en ignición capaz de todos los heroísmos, y por fuera semejaba céfiro suave impregnado de místicos delirios... Desengaños continuados sin sombra de esperanza, hacían más tenaz y fiera su pasión. Ella siempre decía:

-Siento mucho que por mí sufras; mas todo es inútil... Yo no amaré jamás, ni a ti ni a nadie. ¡Olvídame! ¡Márchate lejos!...

Pero él, con ojos de fiebre y voz vibrante, murmuró más que dijo:

-¡Imposible! ¡Imposible! ¡Antes la muerte!

Una noche, la paz del campo cubría cosas y personas. El «cárabo» cantaba en lo oscuro de los bosques profundos y paganos. Y el conjunto de todas las músicas, en magnifico acorde wagneriano, tenía la categoría de la sublimidad orquestal.

La bella molinera, como dama encantada por fiero dragón y custodiada por sabios gnomos hilaba el lino de su rueca, mientras el huso que la luz mágica de la luna hacía de oro, giraba rítmicamente entre sus dedos de marfil.., ¿Qué piensas, hermosa cautiva? ¿Qué hilo de misterio te une con la estrella lejana que tus ojos contemplan y a la que a veces pareces sonreír? ¿A qué príncipe esperas, para que con un beso robe el puro clavel de tu boca? ¿Qué sonidos ignotos escuchas que no sean el latido acelerado de tu propio corazón? ¡Ah! ¡Qué abismos de misterios para el poeta viejo y aldeano!

Pero… ¡Despierta! ¡Despierta de tus sueños! ¿No oyes la vibración trágica de un alma atormentada?

¿No sientes el tumultuoso espíritu que se acerca como fiera hacia la víctima ingenua?

Instantáneamente una sombra aparece en el balcón… Sobresalto en la hilandera, que pasa presto al reconocer a su eterno enamorado.

¡Tú! ¿Pero estás loco?

¡Sí! –responde-, ¡Loco! ¡Loco!... Y de aquí no me voy sin la promesa de tu cariño..., Y si no… ¡Dios! ¡La muerte para todos!

Mas allá, ya tranquila, fría como una estatua y con un gesto de diosa, dijo con energía:

¡Jamás!... ¡Vete para siempre!

Entonces, en un movimiento semiinconsciente, arrebató el huso de su mano que fue hundido en un vértigo, en el dulce corazón. Cayó ella sin un grito, sin un ruido. Nada. La naturaleza seguía su curso indiferente ante uno de los acontecimientos más trascendentales del universo: un alma desgarrada violentamente de su máscara terrenal asciende hacia las divinas mansiones...

Horrorizado ante su acto y arrepentido de él, no tuvo más que una idea fija, obsesionante: huir... Y a la lívida claridad de la luna, la muerta parecía sonriente, y a sus ojos asomaba algo del misterio que ocultaron toda su vida, con algo también del misterio del más allá...

Un gallo cantó su alborada... Y una campana dejó oír su voz...

Y huyó... Huyó hacia su casa, donde, furtivamente, se preparó para una nueva vida incierta y andariega, y partió al fin cual nuevo judío errante sin rumbo fijo en su desventura...

Apenas fueron pasados los collados del Asón, creyó oír como unos pasos leves que le seguían; y creyéndose víctima de una alucinación, corrió enloquecido; pero inútilmente, pues con claridad oyó una voz que le decía, con aire de ultratumba:

-¡Huye! ¡Huye! ¡Que tú lo pagarás!

Miró hacia atrás sin ver a nadie, ¿Sería la voz de su conciencia? ¿Estaría loco? ¿Quizá un espíritu maligno? ¿O el alma de la pobre muerta? ¿O una anjana?

Y seguía su éxodo perseguido por la constante voz, que con un ritmo seco, monótono, agudo, repetía: ¡Tú lo pagarás! ¡Tú lo pagarás! Y así por campos, montes y sierras, acosado por la voz del otro mundo, que era como manifestación de la cruz de su castigo. Y la voz, como sobre un yunque, martilleaba implacable sobre sus oídos. Volvióse al fin airado hacia ella y preguntó:

-¿Dónde lo pagaré?

-¡En Badajoz!-respondieron de no se sabe dónde.

-¡Pues no iré allá!

Nunca más volvió a oír la voz acusadora; pero la visión de la bella muerta no se apartaba de sus ojos con todo el objetivismo de la realidad. Unas veces era su rostro divino rodeado de felicidad absoluta, que le enviaba, como en emanaciones magnéticas, el perdón de su crimen, en consideración a su gran amor... Otras veces, un espectáculo antitético se le aparecía: su hermoso rostro, transfigurado en demoníaca cabeza de medusa rodeada de sierpes furiosas que, lanzando rayos de escalofriantes maldiciones por sus ojos verdes, le hacían huir de nuevo dando alaridos que resonaban en su alma atormentada cual si fuesen legión de espíritus.

Andaba de noche, y sólo se detenía en casas solitarias, ventas y mesones. Los pocos que tenían noticias de sus angustias le llamaban el “endemoniado”, y aunque perseguido, dijérase que un designio providencial le ocultaba siempre a sus seguidores.

Su cabello blanqueé casi repentinamente, y con su barba florida daba, en sus instantes de calma, la impresión de esos ancianos peregrinos que antaño iban de romería al sepulcro de Santiago...

Y así pasaron los años: atravesó tierras desconocidas, paisajes como desiertos, ríos caudalosos, llanuras, montes floridos. Jamás preguntó dónde estaba de paso... Pero... ¡qué noche aquélla!...

Tormenta monstruosa rodaba por la estepa castellana... Lucha de titanes entre el cielo y la tierra. Apariencia apocalíptica del fin del mundo. Marcha el peregrino con su íntima tragedia por un infinito sin horizontes, como si formase parte del cósmico desconcierto. Y anda, anda…, Al fin, medio muerto, vislumbró esperanzado el rayo tenue de una luz lejana. Y con angustia suprema tiende con el máximo esfuerzo por llegar a ella. Mas parecía vana la lucha: un algo invisible, pero vivo, se oponía a su avance: como manos de gigante que pretendían alejarle de lo que juzgaba puerto de paz...

¿Qué pasó en su alma?

-¡Dios mío, Dios mío! -dijo llorando por primera vez después de su crimen; y continuó:

¡Perdóname o castígame! ¡pero acaba, Señor, de una vez con esta vida de horror!

Y se encontró, sin saber como, a dos pasos de la luz que era la del mesón de un pueblecito perdido en la inmensidad, y pidió posada.

Posada, si, mas nada hay que comer. Que mucha fue la gente que pasó hoy para la feria del lugar cercano, y… ahí enfrente algo os darán. Y así lo hizo. Un viejecito de aspecto singularmente atractivo le recibió amable, alumbrado con arcaico candil, y dijo:

-Nada más quedó que esta cabeza de carnero. Tomadla e id con Dios, que mañana será otro día.

Con ella en la mano atravesaba de nuevo la estrecha calle hacia el mesón. De pronto, dos sombras ante él: intento inútil de huir. Pánico ante lo desconocido. Sensación angustiosa, como si todo el universo cayese sobre él. Intuición de tragedia. Visiones fugaces e imbricadas de toda su vida alucinante y apasionada.

-Pero… ¿Qué lleva usted ahí? –le dicen.

-La cabeza de un carnero que me han dado en esta casa, y voy al mesón.

-No ¡Fíjese usted bien! Esa es la cabeza de un anciano acabado de asesinar…

Incrédulo, miró y, ante tantos horrores, perdió la conciencia de sí.

Era efectivamente la cabeza del viejecito; su cuerpo yacía alumbrado misteriosamente por el mágico candil.

Ya vuelto en si, se enteró de que el desenlace de su sin igual aventura había acontecido en un remoto pueblecito de la provincia de Badajoz. Y allí fue juzgado y ajusticiado. Dicen que murió como un santo; lo que si se sabe es que aquel anciano cuya muerte pagó con su vida nadie supo jamás quien era, y su desapareció como evaporado en el aire. ¿Era un ser ficticio neoformado providencialmente a este fin?...

Del crimen de la bella y extraña molinera nadie supo nada, más que Dios. Y roguemos para que tan desgraciado amador haya sido perdonado, y que a nosotros no nos olvide el Señor.

Miguel Ángel Sáiz Antomil publica en 1951 una recopilación de leyendas "recogidas de la tradición oral" y previamente publicadas en Alerta y El Diario Montañés, bajo el titulo genérico de Leyendas del Valle de Soba. Sáiz Antomil era miembro del Centro de Estudios Montañeses y de la Academia General de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba.

Las Ordenanzas Muncipales de 1890. XI

TITULO 6

INCENDIOS

Art. 112.- La persona que notare señales de incendio; sea ó no vecino de la casa en que ocurra, dará aviso inmediatamente a la Autoridad.

Art. 113.- Los habitantes de la casa en que se manifieste el fuego, y de las vecinas o cercanas, abrirán las puertas á la primera indicación de los dependientes de la Autoridad, dándoles paso por sus habitaciones, si lo solicitaren,

TITULO 7

INDUSTRIA

Art. 114.- Es indispensable obtener permiso para establecer o rehabilitar fraguas de herreros y cerrajeros, y los hornos para panaderos, pasteleros, confiteros, etc., hornos de cal y ladrillo.

Art. 115.- La autorización de que se trata en el artículo anterior, no se concederá sin oír á los vecinos, a quienes se dará aviso por medio de edictos.

Art. 116.- Las fraguas y hornos que en lo sucesivo se construyan y se habiliten, deberán colocarse sin arrimo á vecindario alguno, ni á pared medianera.

Se dejara libre un espacio de ciento cuarenta y seis milímetros por lo menos, entre aquellas y el horno-fragua.

Art. 117.- Las chimeneas serán conducidas á distancia de armaduras, vigas y cerramientos de madera.

Art. 118.- Las fraguas y hornos serán objeto de visitas frecuentes, que practicará la Autoridad municipal.

Art. 119.- Los que existan en la actualidad podrán continuar, a no ser que de una visita o inspección facultativa, resultare que son perjudiciales á la salud pública, atendiendo al punto del establecimiento.

CAPITULO III

TITULO I

LIMPIEZA DE LA VÍA PÚBLICA

Art. 120.- Queda prohibido que en las fuentes públicas ó en sus alrededores se estacionen, carros de ninguna especie, caballerías y toda clase de animales, así como de depósitos de cubas, ni de plantas; tales como cáñamo, lino, etc.

Art. 121.- Se prohíbe lavar lienzos, legumbres y otros objetos en las fuentes públicas y sus pilones, así como abrevar en las mismas, caballerías y toda clase de animales.

Art. 122.- Queda prohibido colocar en las fuentes, carteles, anuncios ó pasquines, etc., así como arrojar en las mismas, inmundicias, basuras y vasijas sucias ó de cobre.

Art. 123.- Todo el que deteriore las fuentes publicas de cualquier modo, será castigado con las penas á que hubiere lugar.

Art. 124.- Queda terminantemente prohibido, distraer ó desviar por ningún concepto, las aguas de las fuentes públicas.

Art. 125.- Cuando se atascaren ó rompieren los conductos que conducen el agua á las fuentes o pozos, y fuere por lo tanto, necesario limpiarlos, la Autoridad pública, antes de empezar los trabajos, publicará un bando, previniendo los días que se han de emplear para la limpieza o reparación.

Art. 126.- Los abrevaderos de cada barrio, quedan establecidos en los mismos sitios que hoy existen; a condición de construir otros, donde la Autoridad señale y bajo las condiciones que se marquen, a fin de buscar el abrigo y bienestar del ganado, haciendo la separación de especies, para que cada una acuda donde se designe, a fin de evitar cualquier accidente ó desgracia. Queda prohibido arrojar inmundicias de ningún género ni acercar animales infestados de enfermedades contagiosas, lo mismo que lavar ropas en referidos abrevaderos.

Art. 127.- Se prohíben los estiércoles o corrales en la vía pública, así como tirar a la calle aguas sucias ni otra clase de inmundicias.

Art. 128. -Todo el que fuere sorprendido por los dependientes de la Autoridad, en acto de hacer aguas en la vía pública, esquinas, etc., y que no sea á una distancia de veinte metros, pagara la multa de una peseta, y caso de insolvencia, se le detendrá por dichos agentes, denunciando su falta a la Alcaldía, para los efectos que hubiere lugar.

E.V.A. 12

Bajo estas siglas se esconde el Escuadrón de Vigilancia Aérea número 12 ubicado a salto de mata entre los términos municipales de Espinosa de los Monteros (Burgos) y Soba.
La construcción de esta instalación militar levantó muchas ampollas a finales de los años noventa, no tanto entre la población de Soba, como a nivel regional, entre colectivos ecologistas y antimilitaristas, con una campaña en contra que se tradujo en muchas protestas y algunas pintadas a lo largo de las carreteras y autovías de la región. Las autoridades militares, a pesar de su secretismo y también de sus torpezas, consiguieron ubicar esta infraestructura en un paraje privilegiado, justo en la cima del denominado Picón del Fraile.
Podemos encontrar referencias en la prensa burgalesa de la época.
Las instalaciones fueron inauguradas oficialmente por S.M. el Rey el 25 de junio de 2001 con la presencia de autoridades de la época y también del Alcalde de Soba.




viernes, 7 de mayo de 2010

Las Ordenanzas Muncipales de 1890. X

TÍTULO 2:

RIÑAS Y JUEGOS.

Art. 100.- Se prohíbe dentro y fuera de la población, las riñas y pedreas de los muchachos y toda clase de juegos de los mismos, que puedan causar daños á los que en ellos tomen parte, a los transeúntes. Los padres, tutores ó encargados, serán responsables civilmente, de los daños que causaren sus hijos o pupilos.

TÍTULO 3:

BAÑOS.

Art. 101.- Siendo el bañarse una de las principales necesidades higiénicas del vecindario durante 1a época de los grandes calores, es un deber de la Autoridad, adoptar las medidas oportunas para la seguridad de las personas y para, evitar lamentables desgracias, Con tal fin, pues, se prohíbe bañarse en los ríos; en ningún sitio donde las aguas tengan más de un metro de profundidad, ó una corriente muy rápida, debiendo efectuarse donde la Autoridad local designe.

Art. 102.- Tampoco se permitirá bañarse en estanques, balsas, etc., que no tengan suelo firme, o cuya profundidad sea más de un metro, y tampoco podrán bañarse juntas, personas de ambos sexos.

Art. l03.- Los niños y niñas menores de diez años, no podrán bañarse sino es á la vista y cuidado de persona interesada que los vigile de cerca para evitar desgracias.

Art. 104.- No se permitirá entrar á bañarse á personas embriagadas ni á los dementes.

Art. 105.- Los que se bañaren, faltando en cualquiera forma que sea, á lo que exige la decencia, la honestidad y la moral pública, serán severamente castigados.

Art. 106.- Se prohíbe lavar lanas, pieles, telas teñidas y cualesquiera otros objetos que puedan ensuciar el agua, en la parte superior de los baños de agua corriente, mientras durare la temporada de baños.

TITULO 4

PERROS Y OTRSO ANIMALES DAÑINOS

Art. 107.- Se prohíbe dejar a los perros sueltos en disposición de causar daños por las calles y sitios públicos; y los que acometieren villanamente á las personas, serán recogidos o muertos, sin responsabilidad alguna; pero, desde primero de Mayo hasta treinta de Octubre, será obligación de sus dueños ponerles bozal, para que les impida morder, pues de lo contrario se les hará responsables a los dueños, como si no lo hubieren llevado.

Art. 1O8.- Si en algún perro se notaren señales o indicios de rabia, dispondrá el dueño que se mate inmediatamente, o en otro caso, lo hará la Autoridad.

Art. 109.- Queda terminantemente prohibido, dejar sueltos por las calles o en disposición de causar daños a las personas ó en las cosas, toda clase de animales que se reputen dañinos ó feroces: antes bien, están los vecinos en la obligación de perseguir los lobos y jabalíes, zorros y otros animales dañinos, cuando la Autoridad lo ordene.

TÍTULO: S:

DEMENTES - NIÑOS EXTRAVIADOS.

Art. 110.- Se prohíbe que los encargados de la guardia y custodia de un demente, le dejen vagar por las calles y sitios públicos, sin la debida vigilancia.

Art. 111.- Los que encontrando abandonado á un niño menor de siete años, con peligro de su existencia y no lo presenten a la Autoridad o a su familia, y los que expusieren á los mismos sin el abrigo y cuidado necesarios, fuera del local destinado al efecto, serán denunciados al Juzgado municipal, para que se les castigue con arreglo al Código penal.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Hemerotecas


Contar con recursos para hacer una consulta o algún trabajo para clase, o simplemente porque nos apetece estar bien informados, requiere de muchos recursos, por ello es muy interesante poder acceder a las hemerotecas de los periódicos y poder echar un vistazo de primera mano a las noticias dadas hace tiempo sobre algún tema concreto. Las posibilidades que ofrece Internet a este respecto son infinitas. En ningún la red va a sustituir a las hemerotecas presenciales, a no ser que se digitalicen todos los fondos. Como excepción, ABC, el más antiguo de los que incluimos posibilita la consulta de su periódico por Internet desde finales del Siglo XIX. Cuando los demás sigan su ejemplo, habremos dado un paso de gigante.
Como muestra añadimos los enlaces a las hemerotecas de ABC, EL PAÍS, EL MUNDO y a la de El DIARIO MONTAÑÉS.

lunes, 3 de mayo de 2010

Un "monstruo" en Valdició en 1970

El 17 de marzo de 1970, hace mas de cuarenta años, apareció en las páginas de ABC, una noticia, cuando menos, curiosa. A veces curiosear por las hemerotecas, ahora desde casa, puede aflorar cuestiones del pasado.