Noticia aparecida en El Diario Montañés de 5 de diciembre de 2011.
Nunca un puente trajo tanta alegría a una casa como el de Rapusirio en Asón de Soba, una localidad con un reducido número de habitantes, dividida por dos Ayuntamientos, el de Soba y Arredondo. Begoña Gómez tiene su vivienda en Asón de Soba, mientras que dispone de cabaña en Asón de Arredondo.
El acceso a la casa de Begoña es dificultoso, aunque la ampliación del puente de Rapusirio, aún en ejecución, facilitará mucho la vida de esta sobana. «Un puente que nos hacía falta como el comer» y que la mujer lleva muchos años reclamando. «Recuerdo que lo pedí hace ya 15 años, estando embarazada, pero ya antes se venía solicitando», comenta, y es que tanto ella como su primo y vecino Ignacio Fernández 'Sito', han pasado muchas dificultades a cuenta de la reducida anchura del viaducto, que no permitía el paso de vehículos con sus escasos 180 centímetros. Ahora con 3,40 metros va a cambiar mucho la cosa y la calidad de vida de estos vecinos. Las obras, financiadas por la Consejería de Obras Públicas, a través de la Dirección General de Carreteras, Vías y Obras, cuentan con un presupuesto de 60.000 euros.
Recuerdan ambos las calamidades que han tenido que salvar por la dificultad de acceder a las viviendas. Si se producían emergencias, la ambulancia no podía pasar, por lo que tenían que sacar a la persona enferma bien a hombros o con una silla. Begoña se emociona y no le gusta recordar cómo se han visto en la tesitura de tener que sacar a sus familiares cuando alguno moría, atravesando el puente y subiendo la pendiente portando la caja, tal como recuerda Sito con su madre. «Algo que no se necesita ni contar porque es duro», lamenta Begoña.
Tareas cotidianas
Pero «casi es peor el día a día», matiza Sito. El trabajo en los verdes campos que visten los alrededores de sus casas se veía entorpecido por la imposibilidad de cruzar el puente con un vehículo «si tienes que llevar pienso, leche o cualquier otra cosa tiene que ser con una carretilla o un burro», relata el hombre que llega con la furgoneta cargada de fardos que descarga con una carretilla y poco a poco deposita en casa. «Aunque ya queda aquí poca gente», dice, el puente les ha va a solucionar mucho a los que quedan, ya que «la manera de que puedas permanecer aquí viviendo es ésta, porque si no tienes accesos es como si no hubiera nada». La gente, comenta Sito, se va y abandona las casas en lugar de arreglarlas porque no tiene forma de acceder a ellas, por eso reclama que ambos ayuntamientos inviertan en la adecuación de pistas.
Estos dos sobanos piden a los dos alcaldes, el de Soba, Julián Fuentecilla, en su término, y el de Arredondo, Luis Santander, en el suyo, que hagan más accesos para otras cabañas que tienen y que se ven con problemas similares para desarrollar con normalidad su vida.
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